DESPLUMADOS

Interrumpimos por un ratito nuestras reflexiones acerca de la Liturgia y de la Misa. Hoy quisiera compartirles una anécdota que se suele atribuir a San Felipe Neri, llamado “apóstol de Roma” y que murió en el año 1595. Vamos a recordarla como la contaba el Papa en una homilía (12/5/2016):

«Una mujer fue a confesarse, y confesó que había murmurado». Pero «el santo, que era alegre, bueno y también de manga ancha, le dice: ‘Señora, como penitencia, antes de darle la absolución, vaya a su casa, agarre una gallina, desplume la gallina y después vaya por el barrio y siembre el barrio con las plumas de la gallina, y luego vuelva’». Al día siguiente, «volvió la señora: ‘Hice eso, padre, ¿me da la absolución?’». Elocuente la respuesta de san Felipe Neri: «No, falta otra cosa, señora, vaya por el barrio y recoja todas las plumas», porque «murmurar es así: ensucia al otro». En efecto, añadió el Papa, «el que murmura, ensucia, destruye la fama, destruye la vida, y muchas veces sin motivo, contra la verdad».

Nosotros no somos “la Iglesia de los santos de los últimos días”. Al contrario, seríamos “la Iglesia de los pecadores de los últimos días”. Cada uno de nosotros tiene sus defectos, y adónde hay una comunidad numerosa es probable que veamos numerosos defectos, a riesgo de dejar de ver las virtudes.

En todo queremos comportarnos como cristianos y como adultos. La mayoría de esas falencias que a veces tanto nos perturban no suelen ser graves. Mejor dejarlas pasar. De otra manera la convivencia se vuelve imposible. Jesús nos enseña a tolerar este tipo de cosas en la parábola del trigo y la cizaña.

Y si hubiera algo grave que realmente afecta a la vida de la comunidad nuestro proceder tiene que ser el que nos enseña Jesús en el Evangelio: “Si tu hermano peca, ve y corrígelo (primero) en privado” (Mt 18,15). En privado significa de frente, cara a cara y sin Whatsapp. Si no somos capaces de hacerlo de esta manera, mejor callar porque no suma nada y daña mucho.

¡Buen Domingo! Dios nos bendiga con su alegría y su paz.

P. Marco

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