VIDA EN ABUNDANCIA


 Jesús nos dice: “Yo vine para tengan vida, vida en abundancia” (Jn 10,10). Bonitas palabras que a muchos gusta repetir. Pero, ¿nos hemos preguntando alguna vez con seriedad de qué “vida” y de qué “abundancia” nos habla Jesús?

De esto nos habla el Catecismo de la Iglesia Católica cuando nos enseña qué implica “vivir en Cristo”. Esta es la tercera parte del Catecismo que resume la enseñanza moral de la Iglesia, sin duda el aspecto de esta enseñanza que más contradice al mundo moderno. Vamos entrar en tema planteándonos tres preguntas:

  • ¿Tiene alguna consecuencia creer en Cristo? 
  • ¿Cuáles son los temas principales de la enseñanza moral de la Iglesia? 
  • ¿Cuál es el punto de referencia de esta enseñanza?

Creer en Cristo implica vivir en Cristo. La fe transforma toda nuestra existencia: nuestros pensamientos y criterios, nuestros sentimientos, nuestras decisiones, nuestras palabras, nuestras acciones y omisiones. Esto es una enseñanza constante del Nuevo Testamento. Entre muchísimas citas que podríamos recordar señalemos una sola: “les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo” (Flp 1,27).

La Iglesia nos enseña que en cada decisión moral se juega nuestra salvación. Cada decisión es elegir entre uno de los dos caminos que se abren ante nosotros: el camino de Cristo que lleva a la vida, o el camino que lleva a la perdición y a la muerte (Cf. Catecismo 1696).

Hay temas que no pueden faltar en esta catequesis moral. Queremos destacar “con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo”. Por eso, la catequesis de esta “vida nueva” es una catequesis: del Espíritu Santo, de la gracia, de las bienaventuranzas, del pecado y del perdón, de las virtudes humanas (prudencia, justicia, fortaleza, templanza), de las virtudes cristianas (fe, esperanza, caridad), del doble mandamiento del amor desarrollado en los “diez mandamientos”... y todo esto vivido en comunión con la Iglesia (Cf. Catecismo 1697).

Una presentación de la moral cristiana que no incluya todos estos temas será obviamente incompleta y, en consecuencia, inauténtica.

La referencia primera y última de esta catequesis moral será siempre Jesucristo que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6) (Catecismo 1698). A Jesús le creemos cuando nos enseña por medio de la Iglesia lo que está bien y lo que está mal. No es al mundo mundano al que le creemos. Menos aún las situaciones “de hecho” o “de facto” son criterio válido de la moral. Aceptar la enseñanza moral de la Iglesia en este mundo en el que nos toca vivir pone particularmente a prueba nuestra fe en Jesús, pero recordemos lo que Jesús pidió la Padre para sus discípulos durante la Última Cena:

No te pido que los saques del mundo, 

sino que los preserves del Maligno. 

Ellos no son del mundo, 

como tampoco yo soy del mundo. 

Consagralos en la verdad: 

tu palabra es verdad. 

Así como me enviaste al mundo, 

yo también los envío al mundo. 

Por ellos me consagro, 

para que también ellos sean consagrados en la verdad 

(Jn 17,15-19)

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