UNA SUAVE BRISA

Este Domingo la Palabra de Dios nos recuerda un episodio de la vida del profeta Elías. En tiempos del rey Ajab y de la reina Jezabel, Elías fue el único profeta que permaneció fiel al Dios de Israel. Todos los demás se vendieron a Baal, es decir, se convirtieron en falsos profetas. Esto llevó a Elías a confrontarse con esos falsos profetas en la cima del Monte Carmelo y a posteriormente huir escapando de la furia de Jezabel, la reina que promocionaba a estos impostores. En un momento de su huida, Elías se refugió en una cueva del Monte Horeb y es ahí cuando Dios le dice que se le va a manifestar. ¿Cómo se manifestó entonces Dios a Elías? Hubo un viento huracanado, hubo un terremoto, hubo fuego… pero en ninguno de ellos estaba el Señor. Dios se manifestó en el suave rumor de una brisa…

Es verdad que Dios es soberanamente libre para manifestarse cómo y cuándo quiere, pero la experiencia y sobre todo la Palabra de Dios nos hacen pensar que cuando habla, a Dios le gusta hablar “bajito”. En la carta a los Hebreos leemos: “Ustedes no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando” (Hb 12,18-19). Por algo, como nos lo recuerda el Evangelio de este Domingo, Jesús buscaba largos momentos de silencio y soledad para estar con su Padre.

Uno de los grandes dramas de nuestro tiempo es que hemos perdido el silencio. No sabemos estar a solas. Enseguida nos aburrimos. Buscamos alguna “notificación” superficial que nos distraiga. Y sin embargo, el silencio es absolutamente necesario para saber escuchar. ¡Cuántos sonidos nuevos descubriríamos en nuestra vida si supiéramos hacer un poco de silencio!

Sobretodo el silencio es necesario para escuchar a Dios. Muchas veces nos lamentamos de que no sabemos que quiere decirnos Dios. Dios habla, pero habla bajito. Bastaría un poco de silencio para escucharlo enseguida.

¡Buen Domingo para todos!

P. Marco

Comentarios

  1. Gracias P Marco.
    Escuchemos la voz.del Señor en nuestro corazón

    ResponderEliminar
  2. Habiendo leido esta reflexión me permito hacerme una que quizas podamos charlar. "Hay que estar en silencio porque Dios habla bajito, o Dios habla bajito para que nosotros estemos en silencio asi lo escuchamos?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy buena pregunta. Probablemente sean ambas cosas y que Dios quiera enseñarnos el valor del silencio oportuno, porque de este silencio se siguen muchos bienes. Saludos

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿AMIGOS?

POBRE JESÚS

NO BABEL