LA VIÑA

 


Por tercer Domingo consecutivo recordamos una parábola de Jesús en la cuál el Señor nos habla de una viña. Podemos pensar dos cosas: que Jesús tenía muchas viñas a su alrededor cuando enseñaba al pueblo, o también que a nuestro Salvador le gusta comparar su Reino con una viña, una viña mimada. ¿Vimos alguna vez esas bellas y cuidadas viñas de la zona cordillerana de nuestra Patria con álamos y montañas de nieve eterna como telón de fondo? Más hermosa es la viña del Señor.

En la primera lectura de este Domingo, de la profecía de Isaías, encontramos lo que algunos llaman el “cántico de la viña”. Es un canto de amor y dolor al mismo tiempo. Cariño y tristeza que se encuentran en esta pregunta que hace Dios por boca del profeta: “¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?”. Por el gran amor con que ama a su viña, su Reino, su Iglesia, Jesús la cuidó y le dió todo lo necesario para que sea hermosa y fructífera. Sin embargo, “Si esperaba que diera uvas, ¿por qué dio frutos agrios?”. ¡¿Qué pasó con viña tan bella para que en vez de dar frutos dulces diera frutos amargos?!

La parábola del Evangelio nos ayuda a encontrar una respuesta. Se la suele llamar la parábola de los “viñadores homicidas”, aunque también podría ser la de los “viñadores ocupas”, o de los “arquitectos ineptos”. ¿Qué pasó con la viña? Pasó que misteriosamente Dios puso su viña en manos de los hombres, y los hombres embobados por la belleza de la viña quisieron apoderarse de ella para quedarse con sus frutos. Pero la viña es del Señor, y él no va a permitir que malos pastores terminen de arruinarla.

No podemos hacer con la Iglesia de Dios lo que a nosotros mejor nos parezca según las modas de los tiempos que pasan. Es viña del Señor, a Él le pertenece y suyos son los frutos. Pensemos en la increíble confianza que Dios depositó en nosotros, y en la tremenda responsabilidad que tenemos de “entregar los frutos de la viña a su debido tiempo”. No somos dueños, somos administradores, y “lo que se pide a un administrador es que sea fiel” (1 Corintios 4,2).

¡Buen Domingo para todos!

P. Marco

Domingo XVII del Tiempo Ordinario - Año A

Comentarios

  1. Qué reflexión!!!!! Nada más cierto. Muchas bendiciones!!

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  2. Gracias padre, excelente reflexión ojalá cada cual desde el lugar que le corresponde tuviera esto en cuenta. Buen domingo

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