¿MUCHOS O POCOS?
Este Domingo nos encontramos con una parábola peliaguda. Por un lado se nos presenta una perspectiva hermosa: un banquete ricamente preparado por un rey para festejar las bodas de su hijo, banquete al cual este rey invita con gran generosidad a sus conocidos, rey que insiste en la invitación cuando sus mensajeros son ninguneados por los invitados. Pero los invitados terminaron ignorando la invitación. Y quedaron excluidos del banquete de manera irremediable al punto tal que los ejércitos del rey arrasaron sus ciudades.
De todas maneras el rey se obstinó en festejar el casamiento de su hijo, y vuelve a invitar ahora a otra clase de personas: y la sala de fiestas se llenó de invitados. Pero… uno de los invitados no tenía traje de fiesta y al verlo así el rey mandó arrojarlo atado de pies y manos a las tinieblas exteriores.
¡Qué raro este rey! Por un lado tan bueno y generoso para invitar al casamiento de su hijo, y al mismo tiempo tan severo con quienes ignoran la invitación o con quien no asiste a la fiesta vestido para la ocasión. La gran pregunta que nos debemos hacer es: ¿Quién es este rey? Y también nos podemos preguntar: ¿de qué fiesta se nos está hablando? ¿existe la posibilidad de quedar afuera de esta fiesta?
Una enseñanza parece clara: no todo termina igual para todos. Dios invita, a nadie obliga a entrar a la fiesta. Pero ignorar la invitación de Dios tiene consecuencias. Tampoco alcanza con aceptar la invitación, es necesario estar al tono con la fiesta.
Con un lenguaje muy crudo Jesús nos enseña verdades eternas. Si todo terminara igual para todos, ¿qué sentido tienen nuestra fe, nuestras luchas, nuestras cruces, la gracia de Dios? Si el final es igual para todos, ¿qué sentido tiene llamar a Cristo Salvador? ¿Salvador de qué? ¿Salvador para qué? ¿Qué sentido tiene que Jesús nos diga estas parábolas?
Por algo Jesús remata este relato diciendo que "muchos son llamados, pero pocos son elegidos". Palabras que nos invitan a pensar seriamente…
¡Buen Domingo para todos!
P. Marco
Domingo XXVII del Tiempo ordinario Año A
Bellísima meditación !
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