ANTIPÁTICA CUARESMA

 


La Cuaresma tiene algo de antipático. La Cuaresma nos dice que tenemos que cambiar. Y, con una mano en el corazón, ¿a quién de nosotros nos resulta simpático que nos digan que nos estamos equivocando, aun cuando sea verdad?

El fuerte llamado a la conversión de estas semanas de Cuaresma nos recuerda que algo tiene que cambiar en mi. Es imposible que esté haciendo todo bien, o que esté haciendo todo el bien que yo puedo con la ayuda de Dios. ¡Ojalá termináramos la Cuaresma distintos a cómo la empezamos, al menos en algo! ¡Cuánto creceriámos Cuaresma tras Cuaresma si consiguiéramos modificar una cosa, una sola, cada año!

En una Catequesis del año 1977 el Papa Pablo VI decía que la conversión es “cambiar de camino, invertir la dirección, volver hacia atrás”.

Convertirse implica el coraje de admitir que hemos tomado un camino equivocado, un camino que no nos conduce a la meta. ¿Cuál es la meta? ¡La Vida Eterna! ¿Cómo se avanza hacia esa meta? ¡Amando! Amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo cómo a nosotros mismos, como nos lo enseña Jesús.

Convertirse significa también dar uno o varios pasos hacia atrás para volver al buen camino. Tal vez tengamos que dejar de hacer ciertas cosas, o de frecuentar ciertas personas, o ciertos lugares. Cada uno sabe adónde le aprieta el zapato. Podemos preguntarnos si en algo estamos dañando a nuestro prójimo, o si alguna relación o situación se ha vuelto “tóxica” para nosotros. “El amor no hace mal al prójimo” escribía San Pablo a los Romanos (13,10). Si hace mal, si daña, si lastima… no es amor. De ahí hay que salir.

Convertirse es caminar, volver a caminar por el camino que Jesús me señala hoy. ¿Qué más quiere Jesús? ¿Qué espera de mi? ¿Qué me pide? son preguntas que tal vez nos ayuden en nuestra reflexión cuaresmal.

San Juan de la Cruz decía: “al atardecer de nuestra vida, seremos juzgados sobre el amor” (Dichos 64).

Nuestra vida presente y nuestra felicidad eterna se juegan en el amor. Al final, todo se juega en amar cómo Jesús nos enseñó con su entrega total en la Cruz. 

Una gran pregunta para esta Cuaresma podría ser: ¿qué puedo hacer para amar más tras las huellas de mi Maestro?

¡Buen Domingo y bendecida Cuaresma para todos nosotros!

P. Marco

Reflexión para el segundo Domingo de Cauresma 2024

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿AMIGOS?

POBRE JESÚS

NO BABEL