UNO Y TRES

 

Hoy celebramos y contemplamos el misterio de la Santísima Trinidad, “misterio fontal” de nuestra fe, fuente de la cual brotan todos los otros misterios que creemos. Nada hay que se le parezca. Solo en el ser humano hay una “imagen y semejanza” de la Trinidad, que por hermosa no deja de ser lejana, lejanísima.

Todos los misterios son inefables, nunca será suficiente el lenguaje humano para expresarlos adecuadamente, y el misterio de la Trinidad es más inefable todavía. Es muy importante para nosotros expresarnos con cuidado acerca de este misterio teniendo en cuenta como la Iglesia ha elaborado a lo largo de los siglos su modo de expresarse con respecto al Dios Uno y Trino.

La Liturgia de la Iglesia es una de nuestras referencias para profundizar en la fe. En su Liturgia la Iglesia expresa la Tradición Apostólica, y por ende la fe que recibimos de los Apóstoles. De ahí el clásico principio teológico: “la ley de lo que se reza es la ley de lo que se cree” (“lex orandi, lex credendi”). En esta Solemnidad, en el “Prefacio” de la Misa encontramos una preciosa síntesis de la fe de la Iglesia en la Trinidad divina. Allí rezamos:

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:

Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no una sola Persona, sino tres Personas distintas de una misma naturaleza.

Cuanto creemos de tu gloria, Padre, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia alguna.

Por eso, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna Divinidad, adoramos a tres personas distintas, de única naturaleza e iguales en dignidad.

A ti los ángeles y arcángeles, con todos los coros celestiales, te alaban sin cesar…

¡Buen Domingo de la Santísima Trinidad!

P. Marco
Domingo de la Santísima Trinidad 2024


Comentarios

Entradas populares de este blog

¿AMIGOS?

POBRE JESÚS

NO BABEL