BARCA

 


Hoy recordamos uno de los grandes sustos de los Apóstoles. Atravesaban en una barca el lago de Genesaret. De golpe se desató un temporal, el viento sacudía la barca y las olas amenazaban tragarla. Jesús estaba en la barca, ¡dormido! No hubo tormenta que lo despertara. No es tan misterioso que Jesús durmiera profundamente después de jornadas agotadoras. Parecería que hay más misterio en el hecho de que Jesús no se despertara en medio de la tormenta...

Si los apóstoles, varios de ellos veteranos marineros, se asustaron como lo hicieron significa que la situación era muy complicada. Es como cuando uno viaja en avión. El avión puede atravesar turbulencias. Si el personal de abordo empieza a preocuparse, significa que algo poco habitual está pasando.

Muchas veces se menciona a la barca de Pedro en los Evangelios. Desde antiguo, los cristianos vieron en esta barca una imagen de la Iglesia. La barca navega por el mar y con frecuencia se agita fuerte, buscando la tierra firme de la orilla; así la Iglesia navega por el mundo y por la historia hacia la eternidad. La barca se puede mostrar frágil ante el mar que la sacude. Bajo cierto aspecto, la Iglesia también es frágil, y mucho. Hay momentos en los cuales la barca parece hundirse. Así la Iglesia, sobre todo cuando el agua de lo mundano la inunda por todos lados. Pero la barca no se hundió, ni la Iglesia se hundirá.

La Iglesia es la barca de Jesús, y mientras la Iglesia no tire por la borda a su Maestro (cosa que el mismo Maestro no permitirá), aunque el Maestro duerma y parezca no reaccionar, el Maestro no permitirá que su barca naufrague.

La Iglesia puede estar atravesando tiempos muy difíciles, que generen dolor y confusión entre sus fieles. Sepamos que las turbulencias son parte del viaje. Desde su nacimiento la Iglesia ha vivido en crisis, y así será hasta que llegué al puerto del Cielo. Pero cada temporal, cada tormenta, cada crisis sirve para purificar nuestra fe y que la Iglesia vuelva a sus raíces y renazca con renovada vitalidad. Por algo Jesús dijo a los discípulos que lo despertaron en medio de la tormenta:

¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?

¡Buen Domingo, día del Señor!

P. Marco

Domingo XII del Tiempo Ordinario Año B

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4,35-41

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