TREMENDO

 


Después de haber celebrado el Domingo de la Santísima Trinidad, hoy nos enfocamos en otro de los grandes misterios de nuestra fe: el misterio de la Eucaristía. Y lo hacemos en la celebración de este Domingo que solemos llamar “Domingo de Corpus”. Lo llamamos así porque  su nombre completo  en latín es: Domingo “Corpus et sanguis Christi”, es decir, “Domingo del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”. Celebramos la Eucaristía como sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Siempre es bueno volver a los fundamentos de nuestra fe y recordar como la Iglesia expresa su fe en este sacramento sublime y tremendo, con algunas cosas que leemos en el Compendio del Catecismo:

La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna (n. 271).

Jesucristo instituyó la Eucaristía el Jueves Santo, «la noche en que fue entregado» (1 Co 11, 23), mientras celebraba con sus Apóstoles la Última Cena (n. 272).

Después de reunirse con los Apóstoles en el Cenáculo, Jesús tomó en sus manos el pan, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros». Después tomó en sus manos el cáliz con el vino y les dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía» (n. 273).

La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana. En ella alcanzan su cumbre la acción santificante de Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él. La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo, nuestra Pascua. Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad del Pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna (n. 274).

¡Buen Domingo de Corpus Christi!

P. Marco

Domingo de Corpus Christi 2024

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿AMIGOS?

POBRE JESÚS

NO BABEL